Juan Jorge Faundes (en revista Punto Final, mayo 2009)
“Hoy, la sociedad parece haber retrocedido más allá de su punto de
partida; en realidad, lo que ocurre es que tiene que empezar por crearse el
punto de partida revolucionario, la situación, las relaciones, las condiciones…”
(Marx, El dieciocho brumario de Luis
Bonaparte).
Un temblor grado III en la escala
modificada de Mercalli sacudió el piso, focos y parafernalia del set de la Mañana Informativa
de los canales TVN-24 Horas. Era viernes
8, a las
9:45, y el diputado y candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami Gumucio era
entrevistado sobre su continua alza en las encuestas. ¡Sincronicidad!, habría
gritado Carl G. Jung, para quien sincronicidad
es una conexión significativa entre dos o más acontecimientos relativamente
simultáneos que no están causalmente vinculados.
¿Cuál es en este caso la conexión
significativa?
Marco Enríquez-Ominami estaba en el
corazón mismo (a nivel chilensis) de
la aldea global anunciada a mediados de los años 60 por Marshall McLuhan (1911-1980),
profeta de la Era Electrónica
cuando la TV satelital
estaba en sus inicios y la
Internet era aún una fantasía futurista. Estaba en el vientre
de esa ballena panóptica que con sus cámaras (y cada vez más con las cámaras-celulares
de la propia audiencia) succiona la vida social, la metaboliza y devuelve “los
hechos” a través de millones de televisores y sitios web transmutados en mirada
y opinión de quienes dominan en la sociedad.
Allí estaba pues el joven Marco cuando
sobreviene el impacto telúrico; o amniótico. Imagínense la danza de un bebé en
el útero materno. No pude sino evocar a Marshal McLuhan quien, cuando le
preguntaban qué era la verdad, respondía con una cita de Hércules Poirot, el
detective de Aghata Christie: Es todo lo que patea el tablero.
Fue aquella una coz potente y en
las profundidades: magnitud 5,5 de Richter a 126 kilómetros bajo
tierra; aunque algo desviada (108 kilómetros al NE de la localidad de Los
Andes, lado argentino de la cordillera). Pero el muchacho lo intenta. Parece
que habla claro, de frente; y no espera a creer que ya nadie lo está observando
para insultar al periodista.
No resisto la tentación de tomar la
baraja y sacar un arcano al azar que refleje simbólicamente ese momento (Marco
en la ballena; Jonás en TVN): sale El Ermitaño, el viejo sabio le dicen; el que
alumbra con su farol en la mano derecha (la de la razón), apoyado con la
izquierda en el báculo de la intuición. Avanza con cautela, pero seguro por el
laberinto político (es Ariadna, y la luz de la linterna, su hilo). Sabe que va
bien encaminado.
Estamos en tiempo de irrupciones
que lo desordenan todo: los aviones
contra las torres de la Matrix
iniciaron esta era; les siguió la invasión al Paraíso (recuerden que se
localizaba entre el Tigris y el Eufrates); ahora nos atacan el virus subprime y
las hipotecas porcinas; Frei y Piñera ya no son vectores de futuro.
El Ermitaño, carta número nueve,
puede asociarse al noveno sefirot (“sendero” en hebreo) cabalístico, cuyo símil
astrológico es la Luna ,
fecundidad. Recordemos que el arcano La Luna es el definidor de la
situación actual de la política chilena (Astrolabio
pasado). Yesod, el noveno sefirot es
considerado el fundamento, la base, fuente de todo lo existente. ¿Qué o quién
hay latente, a punto de irrumpir, de nacer, quién es éste que está pateando el
tablero?
Saco una carta para encontrar la
respuesta: sale El Sol. Hay un sol emergiendo en la noche del útero lunar de la
política chilena. ¿Será, como algunos creen, Marco Enríquez-Ominami Gumucio,
cuyos apellidos lo vinculan a dos filogenias que se hermanaron en la Izquierda Cristiana
y en Cristianos por el Socialismo? Por su fecha de nacimiento (12 de junio de
1973) Marco es del tercer decanato de Géminis cuyo regente es el Sol. El Sol es
símbolo de luz, de verdad, de vida y de poder. ¡Inti! Un poderoso atractor. ¿Deberán
el Juntos Podemos, el MAS, el PC-AP, y hasta Héctor Vega y Pamela Jiles ser
afluentes de este río?
¡Cuidado! Despacito por las
piedras… No olvidemos que el sol sube, se encumbra, llega al cenit, y a veces
con sus radiaciones ultravioletas aniquila todo lo que antes había vivificado.
“Brilla el sol de nuestras juventudes, la noche quedó en el ayer”, canta la
historia reciente: 1964, la marcha de la patria joven, apertura hacia cambios
estructurales, Eduardo Frei Montalva (quien hasta es acusado por la
ultraderecha de ser el Kerensky chileno). Luego viene la UP , Salvador Allende, las 40
medidas que hacen que la tortilla se vuelva, y la dictadura militar de Pinochet
que cruentamente la regresa a su posición original. Frei Montalva justifica el
golpe como alternativa a una guerra civil confiando en un rápido retorno a la
democracia (Tras darse cuenta de su error, es asesinado; así al menos hay cada
vez mayor convencimiento entre quienes investigan su muerte). El himno
franquista “Cara al Sol” nos advierte que éste a veces también puede ser
fascista. ¿Entonces? Un protector solar: garantías.-
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